Paradoja del Barco de Teseo

La historia detrás de esta paradoja narra la travesía en barco de Teseo y su tripulación, en la cuál el navío se fue dañando, y cada vez que se dañaba cambiaban la pieza averiada por una nueva, al momento de finalizar el viaje todas las piezas habían sido reemplazadas y ya no quedaba nada del barco original. La paradoja se basa en la pregunta ¿Es este barco con el que finalizó la travesía el mismo con el que la empezó? y tras ello se forman otras preguntas como, si dijéramos que aquel barco con el que termina no es el mismo que con el que comenzó, ¿En que momento deja de ser este el barco original?¿Cuantas piezas puedes cambiar sin alterar su esencia? y si cogiéramos todas las piezas averiadas, reconstruyéramos con ellas el barco y lo pusiéramos al lado del barco con el que Teseo llego al puerto, ¿Cuál sería entonces el verdadero barco de Teseo?

Esta paradoja intenta darle sentido al concepto de esencia, que hace que una cosa sea lo que es y como las alteraciones a su forma pueden afectar a la esencia. El ejemplo es el de un barco, pero esto se puede extrapolar a muchos ámbitos, por ejemplo al de la conservación en la arquitectura. ¿Cuanto podemos alterar un edificio y que podemos decir que es el mismo?¿Qué puede afectar a ese cambio o pérdida de la esencia original?

Aristóteles pretende dar respuesta a esta paradoja con su teoría de las cuatro causas, estás serían: la causa formal, causa material, causa eficiente y causa final. Estas supondrían distintos aspectos del objeto que podrían alterar su esencia original. Si lo aplicáramos a la arquitectura, la causa formal hablaría de la forma del edificio, su estructura y diseño; la causa material de los materiales usados para su construcción; la causa eficiente del arquitecto, lo que llevo a construirlo y la causa final hablaría de la meta de dicho edificio, cual es el objetivo a cumplir con su existencia o su función. De esta forma diríamos que si el proceso de conservación de un edificio, no altera su forma original, se rehace con los mismos materiales, tiene un motivo de peso (la reconstrucción es requerida por la situación y se realiza con un estudio previo) y el edificio sigue sirviendo al mismo propósito con el que se diseño en primer lugar, este no ha alterado su esencia.

Entonces, ¿Qué acciones de intervención dentro de la conservación afectan a la esencia de la obra y cuales no? La acción de preservar no indica alterar físicamente la construcción, sin embargo si se trata de convertir un habitáculo (como una cueva) en un museo o exposición ya estaríamos alterando su causa final por lo que habría perdido su esencia original. La acción de mantener afectaría dependiendo del material y las técnicas usadas aunque muy posiblemente no sea posible el uso de las originales por la que atentaría contra la causa material, lo mismo ocurre con las acciones de consolidación, reparación y restauración. La acción de rehabilitar vuelve a ir en contra de la causa final y la de reconstruir desafía la causa material e incluso en ocasiones la formal. La acción de anastilosis cumpliría teóricamente todas las causas, siempre que el objetivo final del edificio sea el mismo. Por último la acción de ripristinar no cumple ninguna ya que la esencia ya fue perdida y no se puede recuperar.

En conclusión, es especialmente complicado la conservación de un edificio antiguo sin alterar su esencia original, los monumentos que hoy admiramos y estudiamos pueden ser realmente parecidos a estos que en su momento fueron construidos pero atendiendo a alguna de estas causas todos han perdido de una forma u otra su identidad inicial. Debemos estudiar, disfrutar y hablar de ellos como una representación o imagen de lo que fueron pero nunca deberíamos fingir que mantenemos entre nosotros la esencia real de esas edificaciones antiguas.