Cultura y simulacro 3

El consumismo en el arte

Está es la tercera y última reflexión que haré en el tema del libro Cultura y simulacro de Jean Baudrillard, este ciertamente me ha servido para replantearme muchas cosas, y a pesar de tener muchas dificultades para leerlo por lo barroco de su escritura me ha parecido realmente interesante.

El autor habla en esta ocasión del efecto Beaubourg, Baudrillard habla del Centre Pompidou de forma muy despectiva, le parece este una burla hacia el arte, los museos y la arquitectura. Dice de él que es un espacio de aniquilación del arte pues cuenta con un batiburrillo de obras que atrae a las masas movidas únicamente por la concentración de elementos. Esta masa movida únicamente por la necesidad de consumo se concentra en el interior y se pierde en las estancias llenas de elementos hechas para agradarlas. Quiero aclarar que yo he acudido al centre Pompidou y realmente me gustó, soy una gran admiradora de algunos de los artistas expuestos pero aún así creo entender el punto del autor.

Creo que el arte está evolucionando para convertirse únicamente en un objeto de consumo, cuanto más arte queremos más lo destruimos. El primer ejemplo que se ocurre es Banksy, famoso grafitero, sus obras tenían un significado, no tan solo por el mensaje sino por la técnica, el graffiti, tradicional del arte callejero y que encuentra su belleza en lo efímero, en ser tapado por otros o limpiado, pero a la gente empezó a interesarle más y más y sus obras pasaron de ser vandalismo a un icono, llegando en ocasiones a cubrir las paredes pintadas con un vidrio, arruinando así todo sentido real de la técnica.

Ve a una tienda y compra tu camiseta con la creación de Adán estampada, todos podemos tener una obra de arte en casa. La copia, replicación y masificación de una obra arruinan el original.

Ahora, al empezar esta reflexión creí que la arquitectura serviría tan solo como lugar del crimen para este fenómeno, sin embargo con el concepto de ”elefante blanco” vemos que es también una víctima directa. Nuestra necesidad de crear más y más por la única razón de que podemos, tan solo por el placer de construir, llevan a la estos edificios fruto la necesidad de los humanos de demostrar que podemos tener todo lo que queramos, pero que una vez lo tenemos, no sabremos que hacer con ello y lo abandonaremos por otro proyecto nuevo que satisfaga la necesidad constante de sorprendernos.

Calatrava Oviedo