Mundo de los simulacros
Siguiendo la línea de mi reflexión anterior, hablaré de otro pensamiento que tuve mientras leía el libro Cultura y simulacro de Jean Baudrillard, este toca diversos temas realmente interesantes.
En está ocasión hablaré de lo que él llama ”el mundo de los simulacros”, que suena a teoría de la conspiración, pero se refiere a un estado que nos vende una falsa realidad. Para explicar esto hace hincapié en como diversos eventos, como atentados, pudieron ser orquestados por el poder con el objetivo de conseguir una reacción o controlar a la población. Según él la mayor prueba de esto es Disneylandia, un mundo de fantasía donde todo es bonito. Una vez dentro del parque todo está cuidadosamente cuidado para que parezca ”real”, nadie se sale de su papel y todos fingen dentro de ese recinto que todo lo que ahí ocurre es verdadero. Esto es el mayor triunfo de este mundo de los simulacros que han creado pues tenemos la prueba de un sitio que quiere parecer real pero todos sabemos que no lo es, esto hace que al salir de él estemos completamente seguros de que entramos en la realidad, ¿Tan solo por salir del engaño sabemos que lo demás es verdadero?, para Baudrillard lugares como Disney serían la estrategia perfecta para que nunca dudemos de nuestra verdad.
¿Como afecta la arquitectura a todo esto? Bien, pues igual que Disneylandia tiene su decorado que da ambiente, también es la arquitectura el decorado de nuestra realidad. ¿En que medida ha apoyado la arquitectura nuestra alienación? Sabemos que las construcciones que nos rodean tienen un efecto sobre nosotros a nivel físico y psicológico, ¿Podrían pues, haber usado ciertos elementos con la intención de el control o el engaño de la población? Lo primero que se me viene a la cabeza es el ”green washing”, es una postura, es falso. Colocamos elementos verdes y decimos que es bueno para el medio ambiente, la mayoría de la población caerá en eso y vera en ello un futuro más verde, se comprarán un piso y creerán que ayudan al planeta, listo, población engañada, decorado colocado, no estamos haciendo nada realmente, pero todos creen que si, y eso basta para hacerlo real.
No se como podremos hacer para evitar este tipo de problemática en nuestra profesión, pero dos cualidades que jamás creí especialmente necesarias para un arquitecto y ahora, tras reflexionar sobre ello, las veo muy importantes, son honestidad y escepticismo.